LA LÓGICA DE LAS PALABRAS



Ella habla y yo escucho.

Ella habla y yo escucho porque en su voz hay surcos y sudor y cuenta su edad como se hace con los árboles y en ocasiones se sitúa en un lugar sin fronteras y tañe todas las campanas y así comunica al mundo sus incendios y entonces el miedo es un puma al que se le notan las costillas y uno se da cuenta de que aún es martes y apenas hace viento y teme hasta el extremo que cerrar los ojos no borre el horizonte.

Ella pronuncia despacio los pronombres y llena los vasos con agua de colores. Coloca los cuadros exageradamente rectos y sabe lo que significa mirar a las piedras y no esperar nada de ellas. Conoce con certeza las letras que tiene la palabra ocurrir y a veces –solamente- alimenta a las polillas con sus propias manos.

Ella nunca ha dicho: “si alguna vez desvelaras tus brotes, yo seria la caja que te contiene”.

Yo callo
y otorgo.

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