NO SE NADA


No sé nada
más allá de lo que he aprendido
en algunos libros
o en algunos cuerpos.

Por eso te pido que si me ves,
alguna vez,
vagando por las calles,
silbando la melodía
de algún bolero o
contando uno a uno mis pasos,
sepas apartarte,
buscar refugio
y
me enseñes
a ser dócil con la vida,
con lo inevitable,
con los datos.

A ser
materia en paz.

POCO QUE DECIR


Tengo poco que decir,
si acaso que me marcho derrotado
porque mis ojos no saben conjugar tus verbos.
Que no me acuden las palabras
y aunque no me encuentro bajo la ropa
no dejo de buscar el tímido latido
que recuerdo.
En fin, poca cosa.
Observar por la ventana
que todo sigue intacto:
la gente,
los árboles,
los perros.